¿Por qué invertir tiempo en tu desarrollo personal?

El desarrollo personal es invertir en calidad de vida. Esta dimensión emerge en la actualidad con voz propia por favorecer en cada uno de nosotros el crecimiento mental, el social, el emocional y hasta el espiritual. Todos estos aspectos nos permiten movernos y regularnos mucho mejor en sociedad para alcanzar nuestros objetivos.

Por otro lado, si hay algo que todos sabemos es que el ritmo de vida actual no solo es más complejo. Es también más demandante, y en ocasiones, aún estando muy bien preparados en cuanto a habilidades y competencias profesionales, percibimos que nos falta algo. Carecemos de esa fuerza interior y esas estrategias con las cuales, afrontar mejor los problemas cotidianos.

El desarrollo personal es al fin y al cabo un área muy concreta de la psicología. Es heredera del enfoque humanista y de nombres tan reconocidos como Abraham Maslow y Carl Rogers. Lo que se inicio sobre los años 60 es ahora una de las estrategias más demandadas, ahí donde poder explorar y explotar los propios talentos para alcanzar metas, para percibirnos más resilientes a la hora de encarar los desafíos cotidianos.

Con cursos como el que nos presenta Ismael Cala podremos conseguir varias cosas. Aspectos que no siempre se aprenden en una universidad, dimensiones que a menudo no aprendemos en casa o en las escuelas pero que sin embargo, son una parte indispensable del propio crecimiento humano. El desarrollo personal es la fuerza motora del bienestar, la satisfacción y el éxito. Veamos a continuación más datos al respecto.

El desarrollo personal: razones por las que merece dedicarle tiempo

El desarrollo personal implica en primer lugar, una dimensión que a menudo descuidamos: es invertir tiempo en nosotros mismos. Es nutrirnos en habilidades emocionales, es entender cómo pensamos, cómo decidimos, cómo trabaja nuestro cerebro, es mejorar habilidades y potenciar competencias que no sabíamos que teníamos.

Chica levantando el brazo hacia arriba.

Conocer tu potencial humano

A lo largo de este viaje, de este proceso activo donde atender y potenciar el propio ser, lo que estaremos haciendo en realidad es alcanzar el más alto escalón de nuestra escala de desarrollo. Tal y como nos explicaba Abraham Maslow en su famosa pirámide de las necesidades humanas, la cima más alta es aquella donde la persona invierte tiempo y esfuerzo en autodesarrollarse. Es experimentar la individualidad, disfrutar de experiencias más excepcionales y conquistar los propios sueños.

Mejorar la relación con los demás (y contigo mismo)

En los proyectos educativos de los centros de enseñanza no siempre se incluye la Inteligencia Emocional. No siempre nos enseñan cómo resolver problemas, cómo hablar con asertividad, cómo afrontar las frustraciones, lidiar con las tristezas, cómo escampar los miedos para conocer nuestras fortalezas…

Todas estas dimensiones no están diseñadas en exclusiva para ayudarnos a tener éxito laboral. Porque el desarrollo personal no aspira solo a que mejoremos en nuestro trabajo. Esta dimensión, esta área de la psicología aspira a que nos conozcamos mucho mejor para sentirnos realizados, seguros, satisfechos con lo que somos.

Solo quien se siente bien consigo mismo se relaciona mejor. Solo quien tiene una visión adecuada y óptima de lo que es, es capaz a su ver de ofrecer al mundo lo mejor de sí mismo. Por ello, el desarrollo personal no se nutre solo de la psicología humanista. Enfoques como la psicología positiva de Martin Seligman da forma también a sus bases.

El desarrollo personal es una filosofía de vida para alcanzar la felicidad

Debemos tenerlo claro: cuando uno empieza a invertir en su propio desarrollo personal, inicia un viaje imparable. Cuando descubramos lo que Ismael Cala nos mostrará en su curso nos daremos cuenta de lo apasionante que resulta cruzar esta puerta. Porque esta disciplina nos invita a dar cada día lo mejor de nosotros mismos, a ofrecer nuestros talentos, a compartir nuestras habilidades y conocimientos con otras personas para aprender en conjunto…

Asimismo, nos hace ser conscientes de que debemos seguir avanzando. Porque quien se queda quieto se estanca, como el agua que queda contenida en un charco y al final acumula impurezas y huele mal. Vivir es fluir, es esquivar dificultades, es saltar sobre las piedras y no detenerse nunca… Porque el movimiento es vida y es felicidad.

Semilla que crece y que simboliza el crecimiento personal.

¿Cómo negarnos a iniciar este viaje? Sacar de uno mismo la mejor versión y hacer una declaración al mundo de autenticidad, libertad, entusiasmo y poder es algo que podemos iniciar hoy mismo. El desarrollo personal es un tipo de filosofía que nos invita a ser mejores, más generosos, más honestos y decididos. Demos el paso.

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