El estilo mariposa tiene sus secretos, pero con práctica podemos dominarlos.

Consejos para mejorar la técnica del estilo mariposa

El estilo mariposa es uno de los más complejos, ya que demanda una coordinación muy trabajada por parte del practicante. Los movimientos de los brazos, el pecho y las rodillas deben llevarse a cabo de manera armoniosa para lograr una buena estabilidad y una propulsión eficiente.

Esta exigencia tan grande supone, a su vez, un alto gasto energético. Por ello, la mejor manera de nadar más cansándote menos es optimizar la eficiencia de tu técnica. ¿De qué manera podemos mejorar nuestra forma de nadar al estilo mariposa?

Cómo mejorar la ejecución del estilo mariposa

Al igual que tantas otras habilidades físicas, la técnica del estilo mariposa es totalmente perfeccionable. Para ello, desde luego, deberemos recurrir a ejercicios específicos; si somos constantes en su realización, podremos desterrar errores comúnes y ver los resultados a corto plazo.

A continuación, enumeraremos los trabajos más aconsejables para los nadadores que deseen mejorar este estilo tan complicado de la natación:

1. Practicar el jalón

Los trabajos de aislamiento son muy efectivos para grabar cada movimiento de manera independiente. Con esta metodología podemos, por ejemplo, practicar el aleteo de los brazos en el estilo mariposa.

Las extremidades superiores son la fuente principal de propulsión de este tipo de nado; por lo tanto, debemos procurar moverlas adecuadamente para lograr la máxima eficiencia. Esto implica, en primer lugar, comenzar el jalón desde un ángulo abierto.

En este ejercicio, debemos empezar con las manos alineadas con los hombros en el momento del desliz. Posteriormente, para iniciar la brazada, los brazos se abren lo máximo posible, pero siempre manteniendo una posición cómoda. 

Al principio, practica con los pies fijos, sosteniéndote en uno de los bordes de la piscina; incluso puedes trabajar un brazo por vez. Cuando domines esta técnica a la perfección, puedes combinarla con el trabajo de piernas, para el cual es aconsejable iniciarse usando aletas.

Toda técnica de natación tiene sus ejercicios para ser perfeccionada.

2. Práctica del batido en mariposa

En este estilo, se usa la llamada ‘patada delfín’, que consiste en dos batidos superiores y dos inferiores por cada ciclo de brazada. Si el objetivo del nadador es trabajar en la efectividad de su patada, puede realizar también trabajos de aislamiento, o bien aumentar el número de patadas en cada brazada (es decir, hacer cuatro en lugar de dos).

En el primer caso, hay varias opciones. Una es trabajar sujetado del borde de la piscina, con la cabeza fuera del agua, y pulir así la técnica de su patada.

Por otro lado, también se puede coger una tabla de natación para ‘anular’ el movimiento de los brazos sin perder flotabilidad. De este modo, el individuo puede centrarse en los movimientos de las piernas y las caderas.

3. Trabajo para corregir la respiración en el estilo mariposa

Suele ser complejo para los nadadores automatizar los movimientos para salir a respirar en el momento exacto; esto, por lo general, se realiza cada dos brazadas, para minimizar el coste energético de sacar la cabeza del agua para inhalar.

Precisamente con ese objetivo, muchos aprenden primero a respirar de lado; incluso hay nadadores de competición que siguen aplicando ese método.

Una buena manera de practicar es combinar la brazada de crol con la patada delfín, saliendo a respirar en cada brazada. La siguiente etapa puede ser pasar a la brazada de mariposa, pero haciendo un brazo por vez. Finalmente, se procede a involucrar ambos brazos en el trabajo.

4. Conseguir una mejor propulsión

En el estilo mariposa se dan dos momentos bien marcados: uno con las piernas y caderas altas y el tronco y la cabeza sumergidos, y otro con piernas y caderas sumergidos y el tronco y la cabeza altos.

Como consecuencia de la transición entre estas dos fases de la propulsión, el cuerpo realiza una ondulación que podemos ejercitar para desplazarnos con mayor eficiencia.

Para ello, podemos trabajar con un esnórquel, de modo que eliminemos la complicación de la respiración en el trabajo. El ejercicio consiste en practicar la brazada sin la fase de recobro; es decir, sin sacar los brazos y el pecho del agua. 

El movimiento de las extremidades superiores durante el empuje debe coordinarse con la segunda patada de las dos que incluye el ciclo. Así, se mejora el avance del nadador en el agua.

El estilo mariposa es, sin dudas, muy desafiante para quienes buscan perfeccionarlo.
Imagen: Mireia Belmonte. Fuente: La Vanguardia.

Desde luego, estos trabajos apuntan a individuos que ya cuentan con una técnica básica en este estilo. Quienes se inicien desde cero, deberán aprender otras cuestiones elementales guiados por un entrenador particular.

Para concluir, es oportuno remarcar que no todos los ejercicios son efectivos (ni tampoco necesarios) para todos los nadadores. Habrá quienes deban corregir alguna parte específica del estilo mariposa y no requieran alguno de los trabajos aquí mencionados.

En todo caso, lo importante es contar con la evaluación de un profesional, quien podrá evaluarnos y señalarnos los aspectos que debemos mejorar y que, por supuesto, el propio nadador muchas veces no suele percibir. Con trabajo y mucha dedicación, no existe capacidad alguna que no podamos dominar de la mejor manera.

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