La valoración personal es muy importante, ya que permite evaluar el conjunto de atribuciones que una persona posee de sí misma. Sin embargo, cuando los ideales son muy elevados, suele presentarse un comportamiento inseguro acompañado de tristeza. A fin de llevar una vida más sana, es necesario combatir una baja autoestima.
La mayoría de los individuos identifica sus cualidades para la interacción social y se compara con quienes interactúa frecuentemente. Por tanto, cuanto más parecido al sujeto al ideal, más alta será la autoestima.
Por ejemplo, los atributos físicos de los actores de Hollywood se presentan como un modelo a seguir. La persona configura internamente el concepto de belleza y, luego, busca parecerse a este formándose un ideal. Para que el atributo triunfe, es necesario que otro sujeto ajeno lo apruebe. Es decir, surge una retroalimentación tanto interna como externa.
Por qué combatir una baja autoestima
Cuando la valoración personal es baja, aparecen fenómenos particulares en donde el sujeto continuamente analiza por medio del pensamiento. Es común que las ideas negativas se presenten y afecten tanto el estado de ánimo como la motivación para realizar actividades.
Por tanto, combatir una baja autoestima permite mejorar la calidad de vida de la persona al reestructurar las concepciones que posee de sí mismo y su entorno. Esta rectificación permite reevaluar atributos y dejar de someterse a una constante comparación con los demás.
Primer paso: evitar las comparaciones
Parece lógico que el paso inicial sea evitar las comparaciones con otros sujetos. Es necesario que la persona modifique la conducta y descubra lo mejor que posee. Para lo cual, tiene que dejar de pensar en lo que tiene o hace el otro.
Se trata de un viaje interno de búsqueda del tesoro donde se resalta las cualidades personales que son únicas y valiosas. Este recorrido abarca tanto lo físico como lo mental; es un proceso de rescate de al menos cuatro habilidades propias.
«No» a la complacencia extrema
Es muy agradable complacer los deseos y las demandas de las personas. El problema radica en dejar de lado los sueños y aspiraciones personales; es por eso que muchas terapias psicológicas recomiendan aprender a decir «no».
El sujeto debe aprender a darle prioridad a sus asuntos personales. Aunque eso signifique negarse a realizar favores a otros. Una de las dificultades más grandes que enfrenta una persona que debe combatir una baja autoestima es el temor a ser rechazado.
Suelen formarse pensamientos de pérdida de afecto y sentimientos de abandono; por ello, estos sujetos se muestran siempre atentos y disponibles para complacer los deseos de los demás y dejan de lado sus propias aspiraciones, con un alto costo personal. La tristeza y el vacío existencial terminan por ser la mayor compañía.
Enorgullecerse de los logros
Una gran manera de combatir una autoestima baja es por medio del orgullo. Los logros personales son maravillosos; por eso, no tiene nada de malo visibilizarlos y presentarlos en público.
Todo esto requiere esfuerzo y tiempo para alcanzar las metas y los objetivos. El sentimiento de orgullo que lo acompaña es sano y permitir que los demás participen de la alegría del momento.
Es importante no caer en el otro extremo; es decir, no convertir estos hechos en episodios para solo alardear. Lo cual no implica otra cosa que utilizarlos como mecanismo de defensa para esconder «bajo la alfombra» las carencias personales.
Grupos de apoyo
En psicología es recomendable encontrar un grupo que sirva de apoyo positivo para impulsar los cambios necesarios. En tal sentido, las personas más cercanas aportan opiniones realistas y objetivas, señalando principalmente cualidades positivas sin ignorar aquellas sobre las cuales deba trabajarse.
Igualmente, en los momentos de mayor necesidad estos grupos sirven de soporte para encontrar salidas a la tormenta. Esta es una gran forma de relacionarse y profundizar las relaciones sociales que finalmente es lo que se requiere para combatir una baja autoestima.
No todo es blanco o negro: debilidades y fortalezas
Las críticas pueden ser necesarias para equilibrar la balanza entre lo positivo y negativo. En tal sentido, es importante saber discriminar entre los señalamientos destructivos y los constructivos.
Son precisamente estos últimos los necesarios para perfeccionar una habilidad o mejorar algún aspecto personal. Por lo general, es útil relativizar las ideas y pensamientos extremistas. Se puede analizar la situación problemática de una manera más amable y realista al simplificarlo.
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