El dopaje en el piragüismo, al igual que en los demás deportes, constituye una mancha en el juego limpio de la disciplina y merece una sanción a quienes incumplen esta regla. Conoce más sobre este tema y algunos casos destacados que ocurrieron hace poco tiempo.
La WADA –World Antidoping Agency o Agencia Mundial Antidopaje– es la entidad mundial encargada de legislar y controlar a los deportistas en la materia del uso de sustancias para mejorar el rendimiento. Para ello, se publica cada año el Código Mundial Antidopaje, que no es más que el reglamento en el que se detallan los compuestos permitidos y los prohibidos.
Entre las sustancias más destacadas que no están permitidas podemos enumerar los anabolizantes, los beta-2 agonistas, los diuréticos (permiten ‘esconder’ el uso de otras sustancias), la manipulación de sangre química o física, los estimulantes, narcóticos y los glucocorticesteroides.
Desde luego, también existen otros. Lamentablemente, junto con el avance de la tecnología, también se desarrollan nuevas formas de ‘hacer trampa’ en el ámbito deportivo, tal es el caso del dopaje genético, también prohibido.
Dopaje en el piragüismo: el informe McLaren
El informe McLaren fue un documento publicado en julio de 2016, poco antes del comienzo de los Juegos Olímpicos de Río 2016. Su realización estuvo a cargo del investigador Richard McLaren, a petición expresa del propio Comité Olímpico Internacional a raíz de las denuncias de varios medios de casos de dopaje encubiertos en Rusia.
La cuestión era muy seria: había sido sacada a la luz por el propio director del laboratorio de dopaje ruso, Grigory Rodchenkov. Describía un plan sistemático organizado por el Estado durante muchos años para potenciar el éxito de sus atletas en las pruebas internacionales.
El piragüismo estuvo lejos de quedar excluido de la inmensa onda expansiva de semejante bomba informativa. De hecho, en su modalidad de pista fue uno de los deportes más afectados.
Precisamente, hubo 27 palistas rusos que tuvieron vetada su participación en la cita olímpica brasileña. Además, también fueron suspendidos piragüistas bielorrusos y ucranianos.
Casos de dopaje en el piragüismo
Pasemos ahora a hablar de casos concretos. El dopaje en el piragüismo ha generado grandes escándalos, que cobran todavía mayor trascendencia cuando sus protagonistas han sido medallistas o campeones mundiales u olímpicos.
El caso más reciente es el de la canadiense Laurence Vincent-Lapointe, quien fue suspendida temporalmente en agosto de 2019 tras haber dado positivo en un control. De este modo, quedó imposibilitada de defender su título mundial en Hungría 2019. Hasta el momento, suma 11 medallas doradas en este tipo de competiciones.
En 2017, el caso del ucraniano Igor Trunov también dio que hablar. Su suspensión fue nada menos que de 4 años por exceso de la hormona testosterona en sangre, con lo que la International Canoe Federation –ya presidida en ese momento por el español José Perurena– dejó clara una postura de tolerancia cero ante infracciones de este estilo.
También en 2016, durante la realización de los Juegos Olímpicos en Río, el moldavo Serghei Tarnovschi dio positivo en su control antidopaje. Le detectaron GHRP-2, una hormona de crecimiento no permitida en el deporte.
Pese a que el deportista alegó que consumió un suplemento nutricional contaminado, la sanción incluyó la anulación de su medalla de bronca en la prueba C1 1000 metros conseguida en dicha cita olímpica. A esto se le añadieron cuatro años de suspensión.
España, tampoco excluida
Para finalizar, también merece la pena hablar de un caso de dopaje en el piragüismo que incluyó a un palista español en la previa de los JJ. OO. de Atenas 2004. Se trata de Jovino González, quien dio positivo por EPO. No solo lo descalificaron y sancionaron por dos años, sino que su situación desató fuertes internas en el Comité Olímpico Español.
En definitiva, podemos ver que, por negligencia o deslealtad deportiva, el dopaje es un tema que cada año se coloca en el centro de la escena. Esto se intensifica antes de las grandes competencias internacionales.
Tanto las federaciones nacionales de cada deporte como los comités olímpicas y las organizaciones internacionales del deporte se encuentran trabajando en conjunto con la WADA para la prevención y detección de estas situaciones. Sin embargo, todo parece indicar que todavía falta bastante para su erradicación definitiva.
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