Los seres humanos somos criaturas hechas de hábitos y rutinas. Así, si tardamos de media entre 20 y 25 años en conformar nuestra personalidad, con ella se asientan también parte de esos esquemas, costumbres y comportamientos que lejos de ser útiles y saludables, vetan a menudo nuestra capacidad de desarrollo personal.
Un aspecto que es conveniente entender desde un principio es que nuestra vida actual es esencialmente el resultado de nuestros hábitos. Si somos felices o infelices dependerá en exclusiva de esas dinámicas. Si nos estamos acercando o no al logro de nuestros objetivos, responderá también al tipo de hábitos y rutinas que desempeñemos a diario.
Cambiarlos, introducir una variación en ellos puede ser sin lugar a dudas muy beneficioso. Sin embargo, no es algo que se pueda conseguir de forma fácil ni rápida. No lo es porque nuestro cerebro está condicionado por esas pautas que conforman y perfilan nuestro día a día. Está tan habituado a esos enfoques de pensamiento, costumbres, manías y conductas que no le va a ser nada fácil asumir algo nuevo.
Necesitamos por tanto abrir nuestra consciencia, transformarnos y entender un poco más esa íntima relación entre el cuerpo y la mente.
Adquirir desde jóvenes tales o cuales hábitos no tiene poca importancia: tiene una importancia absoluta.
-Aristóteles-
Transformar nuestros hábitos y rutinas: clave del crecimiento personal y el éxito
A medida que cumplimos años nos vamos volviendo un poco más conformistas. Nos aferramos a lo familiar, a esas costumbres que como el raíl de un tren o un metro, nos llevan y nos traen por esos escenarios cotidianos donde nos movemos a diario con confianza. Todo es predecible, todo es seguro y nada varía.
Habrá quien, efectivamente, se sienta feliz y realizado en este tipo de contexto. El miedo siempre se queda fuera y bien dominado porque todo es predecible y nos sentimos a salvo. Sin embargo, quien tenga una mentalidad de crecimiento sabrá que algo está fallando. Tal y como nos explica Ismael Cala en el curso de desarrollo personal, para crecer hay que asumir desafíos, desaprender y asumir un firme compromiso con nosotros mismos y el cambio que deseamos.
- Crecer con consciencia es una elección que deberíamos realizar a diario. La vida nos va moviendo con sus variaciones, cambios de sentido e incertidumbres casi de forma constante. Si no somos capaces de reaccionar a esos eventos con adecuadas herramientas, quedaremos encallados como un barco a la deriva.
- Los hábitos y las rutinas férreas no nos permitirán adaptarnos a esos imprevistos. Los enfoques mentales conservadores y regidos por el miedo, no aprovechan las oportunidades, ni las intuyen.
- Debemos recordar esa facultad excepcional de nuestro cerebro: la plasticidad. Todos y cada uno de nosotros podemos afrontar el miedo introduciendo en el día a día nuevos hábitos y rutinas. Poco a poco el cerebro irá integrando esas variaciones hasta conformar nuevas conexiones con las que moldear nuestro enfoque, motivación y comportamiento.
Ahora bien, todo ello no se consigue de un día para otro. Los malos hábitos, como el tabaco, son muy resistentes. Necesitamos por tanto eficaces estrategias y comprender esa íntima relación existente entre el cuerpo y la mente, un binomio clave y prioritario con el que entender todo proceso del cambio.
Para cambiar hábitos entrena la unión entre tu cuerpo y tu mente
Cambiar hábitos implica ser capaces de crear un nuevo estado de consciencia. Exige esfuerzo, exige voluntad y un firme compromiso con aquello que deseamos alcanzar. Así, y con el fin de movilizar todas nuestras energías, emociones y motivaciones, es importante entender que para dar forma a un cambio primero debemos convencer a la mente.
Un pensamiento genera una emoción y la emoción a su vez un cambio en la conducta. Entender la íntima unión existente entre los deseos, la motivación y la acción conformará ese despertar hacia el auténtico desarrollo personal. Mente y cuerpo son una misma entidad, y si ambos crean una firme alianza en una misma dirección, todo será más fácil.
Los malos hábitos los alimenta nuestra mente, ella los motiva y los orienta. El cuerpo le sigue y se convierte en ese prisionero que ni habla ni reacciona, pero sufre. Hay que ser enérgicos, realistas y positivos. Con el curso de Ismael Cala lograremos afianzar nuevos hábitos y rutinas para encender ese motor del cambio donde alinear deseos con propósitos, objetivos con acciones y logros. Es momento identificar qué vamos a cambiar en nuestro día a día…
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