Durante siglos, las más antiguas tradiciones ya hablaban de la íntima conexión entre la mente, el cuerpo y las emociones. En la actualidad, la ciencia y la psicología ya dan por valido ese vínculo entre la salud emocional y la salud física. Ambas, comparten un mismo un canal, se relacionan y se predisponen.
Así, técnicas como el biofeedback, la terapia Gestalt e incluso el yoga y la meditación ponen su punto de interés en la mente como mecanismo imprescindible para generar cambios en el ser humano, ya sea en su salud física o en su crecimiento personal. Es una realidad que entrenar, controlar y equilibrar para favorecer el bienestar y despertar todo nuestro potencial dormido.
Cuerpo, emoción y pensamiento son tres niveles de conciencia que trabajan juntos para permitir, por ejemplo, que nos relacionemos mucho mejor con nuestro entorno. Cuando estos tres estados están en armonía todo fluye y todo está en equilibrio. Sin embargo, si hay alguna emoción no resuelta, una que elegimos esconder (o no reconocer) su impronta tarde o temprano acabará somatizándose en forma de enfermedad.
Somos seres integrales que a menudo descuidamos la importancia de cuidar de esa armonía interna. La dejamos ir, permitimos que vayan cada una por su cuenta hasta crear estados claramente desfragmentados, ahí donde asoma el estrés, la ansiedad y esos trastornos psicológicos tan desgastantes.
Podemos evitar esto y es necesario conseguirlo. El curso de Ismael Cala de desarrollo personal nos puede ayudar a lograrlo.
"Si eres de los que dice ver para creer, mírate en el espejo y empieza a creer en ti"
-Ismael Cala-
Emociones y salud
¿Qué sientes cuando experimentas estrés? Lo más probable es que percibas agitación, taquicardia, dolor abdominal, temblores, sudoración... Todo ello son sin duda síntomas físicos con un origen bioquímico, ese que gestan una serie de emociones, de neurotransmisores y hormonas que tiene el poder de alterarnos fisiológicamente.
- Así, trastornos psicológicos tan comunes como la ansiedad y el propio estrés, son lo queramos o no, los auténticos detonantes de una buena parte de las enfermedades que nos aquejan. No podemos descuidar que muchos accidentes cardiovasculares y cerebrovasculares tienen este tipo de detonantes.
- A menudo, dejamos que las emociones y la angustia nos roben el equilibrio, les damos tanto poder en nuestra mente que acaban haciendo prisionero a nuestro cuerpo y organismo.
- Ahora bien, ¿por qué no sabemos utilizar las emociones a nuestro favor? ¿Por qué dejamos que se conviertan en agentes tóxicos y en nuestros peores enemigos? Sencillamente, porque nadie nos ha enseñado a manejarlas.
- Nuestro cerebro emocional es como una esponja lista para ser entrenada y comprendida. Así, estructuras como el sistema límbico, el hipocampo o la amígdala conforman esas áreas responsables de detonar muchos de esos universos emocionales que tanto definen al ser humano.
La conexión mente-cuerpo-emociones
Nuestro cuerpo siente las emociones. La ira, la rabia, el miedo, la decepción o por el contrario, la felicidad, la esperanza, la alegría... Todas ellas actúan como precisos escultores definiendo nuestra salud, nuestra calidad de vida. Con el curso de desarrollo personal de Ismael Cala nos alzaremos como excelentes gestores de este universo: la Inteligencia emocional.- Aprenderemos a reorientar nuestras creencias para domar los miedos, para hacer de nuestra mente ese escenario bien cultivado, alegre y poderoso en el que vale la pena vivir.
- Debido a esta conexión mente-cuerpo, la forma en que pensamos y nos sentimos contribuirá a crear las condiciones adecuadas (o no) para nuestro desarrollo personal.
- En este contexto, nada puede contribuir más a nuestro avance que las propias creencias. Son ellas las que ponen rumbo y dirección a nuestros pensamientos. Si estos están abiertos al desafío, a la creatividad y el optimismo, las emociones vibrarán en esta misma dirección. De este modo, nuestro cuerpo estará altamente motivado para generar cambios, para moverse con salud y gran esperanza.
Por el contrario, si nuestras creencias son conservadoras y llevan el miedo empapado en la médula, no solo no cambiaremos nada. Sino que además, esa angustia o frustración irá creando estragos. Irá originando estados subyacentes donde germinará el estrés y la ansiedad.
Nadie merece vivir de este modo. Ninguno de nosotros tenemos por qué negarnos ni la felicidad, el éxito y aún menos la salud. Participemos por tanto de ese avance, cuidemos siempre de la armoniosa relación entre el cuerpo, la mente y las emociones...