¿Es bueno decir todo lo que se piensa?

¿Es bueno decir todo lo que se piensa?

Todos conocemos a alguien que expresa sin pensar aquello que se le pasa por la cabeza. Seguramente dicha persona se considere sincera y franca, asegurando que no es falsa o hipócrita. Pero decir todo lo que se piensa no es beneficioso ni para el individuo ni para su entorno. De ese modo, es mejor optar por reflexionar antes de hablar.

En este sentido, cabe destacar la reflexión de Joaquín Salvador Lavado, más conocido como Quino, el creador de Mafalda, la popular tira cómica. Este afirmó lo siguiente:

No es necesario decir todo lo que se piensa, lo que sí es necesario es pensar todo lo que se dice.

- Quino -

 

La asertividad en la comunicación

Amigos hablando sin decir todo lo que se piensa

Para comunicarse con otras personas de forma adecuada es necesario contar con una serie de habilidades sociales, entre las que se encuentra la asertividad. Y esta hace referencia a la capacidad para defender las propias ideas y opiniones con respeto y educación, sin necesidad de dañar a los demás. Es decir, es un modo de expresión con unas características:

Por tanto, esta forma de comunicación implica tener que pensar bien lo que se quiere transmitir y cuál es la manera adecuada de hacerlo. Así, según la psicóloga Elia Roca, se consigue:
  • Facilitar una comunicación positiva, clara y respetuosa.
  • Disminuir la posibilidad de que los mensajes sean malinterpretados.
  • Fomentar relaciones interpersonales satisfactorias.
  • Mejorar la autoestima.
  • Potenciar las emociones positivas en uno mismo y en los demás.
  • Reducir la existencia de conflictos.
Teniendo todo esto en cuenta, es importante no confundir la asertividad con el exceso de sinceridad. Esto último implica no filtrar los pensamientos y decir todo lo que a uno se le pasa por la mente.

¿Es bueno decir todo lo que se piensa?

Amigos charlando

Por supuesto que no, una cosa es ser honesto y otra es decir todo lo que se piensa, sin tener en cuenta las consecuencias y lo que esto puede suponer para los demás. De hecho, expresar todo lo que uno piensa es una forma de relacionarse de manera agresiva.

La agresividad es una actitud opuesta a la asertividad que consiste en manifestar los pensamientos sin considerar las opiniones, los derechos o las emociones del interlocutor. Se justifica esta conducta en nombre de la verdad y la sinceridad. Pero este es un comportamiento completamente erróneo, ya que supone fomentar relaciones sociales negativas y tóxicas.

Por tanto, en una conversación, hay que saber analizar la situación y adaptarse a las demandas del entorno. Es decir, se trata de ser empáticos, pensando si las palabras que vamos a decir pueden perjudicar o herir las emociones de la otra persona.

Es mejor hablar poco; es mejor todavía callar, hasta que estés seguro que lo que vas a decir es verdadero, bueno y puede ayudar a otros. Antes de hablar, piensa cuidadosamente si lo que va a decir posee estas tres cualidades; si no es así, no lo digas.

- Jiddu Krishnamurti -

Decir todo lo que se piensa implica tener una baja inteligencia emocional

Como ya hemos visto, decir todo lo que se piensa es una conducta poco beneficiosa. Pero, además, implica tener una baja inteligencia emocional. Es así porque no se pone en práctica ninguno de los cinco componentes que caracterizan a esta capacidad intelectual:
  • Conocer las propias emociones.
  • Saber controlar las emociones.
  • Dominar la propia motivación.
  • Reconocer las emociones en los demás.
  • Manejar las interacciones sociales.
Así, para llegar a mantener relaciones interpersonales sanas, es necesario aprender a autorregularse e inhibir aquellos pensamientos que pueden herir o dañar a los demás.

Hablar sin pensar es como disparar sin apuntar.

- Jenny Ligthart -