Tipos de arrogancia

Tipos de arrogancia

Entendemos por arrogancia aquella actitud que nos hace creer superiores a los demás. Se trata de la soberbia y es una característica que puede generar mucho rechazo social. Existen tres tipos de arrogancia que conoceremos a lo largo de este artículo.

Todas ellas comparten el hecho de que se alejan de la seguridad personal en tanto que es una actitud que no busca sentirse bien con uno mismo por «méritos» propios, sino hacer sentir mal a los demás para sentirse mejor uno. Como vemos, no tiene que ver con la autoestima y tras ella se esconden, muchas veces, fuertes carencias.

«La generosidad es dar más de lo que puedes y la arrogancia es tomar menos de lo que necesitas».

-Jalil Gibran-

3 tipos de arrogancia

Tipos de arrogancia

La arrogancia es la soberbia y tiene que ver con el hecho de creerse «superior», mejor que los demás, y con mirar «desde arriba», como si nadie nos pudiera superar. Va más allá de la seguridad personal y la autoestima; así, es una característica con cierta connotación negativa que nos puede llegar a autodestruir y que puede generar mucha hostilidad en nuestro entorno.

¿Por qué decimos que nos puede autodestruir? Porque produce estancamiento emocional; además, es propia de aquellos que tienen dificultades para establecer el límite entre el mundo externo y el interno.

Encontramos diferentes tipos de arrogancia, aunque todos ellos comparten una característica común: la distorsión de la realidad y la hostilidad que generamos en los demás. ¿Qué tipos de arrogancia conocemos?

Arrogancia antagónica

La arrogancia antagónica es la más «clásica»; se trata de un tipo de soberbia en la que las conductas se orientan a controvertir a los demás. Estas acaban enemistándonos con las personas. Se fundamenta en la idea de denigrar a los demás y, a través de ella, la persona busca quedar «por encima» del resto.

Es típica de las personas que van de «listillas» o «sabiondas». Son personas que no conceden espacio para la duda (sobre todo, la duda de sí mismos); con pocos datos, hacen generalizaciones con un amplio margen de error.

No obstante, les da igual, ya que se creen que lo saben todo y actúan en consecuencia. Es por ello que son tan fáciles de detectar. En resumen: se creen que tienen la verdad absoluta siempre.

En este grupo se incluyen también aquellos que se creen los más guapos o aquellos que tienen una moralidad superior (que lo hacen, supuestamente, todo bien). Son personas que utilizan su propia escala de valores para juzgar a los demás en todos los sentidos posibles (belleza, inteligencia…).

Arrogancia comparativa

Otro de los tipos de arrogancia es la arrogancia comparativa. Si bien puede compartir características con la anterior, son diferentes. La arrogancia comparativa es un poco más discreta y, por ello, son personas más difíciles de detectar. Muchas vecesu este tipo de arrogancia no se expresa de forma abierta, pero si en el plano del propio pensamiento.

Son personas que se comparan constantemente con los demás, pero siempre desde un punto de vista vertical o superior. Es decir, buscan situar a los demás por debajo de ellos mismos.

Con frecuencia estas personas no entran en debate; hacen ver que escuchan, pero realmente no lo hacen. Y no lo hacen porque creen que los argumentos de los demás nunca tendrán peso suficiente, y que su verdad siempre será la absoluta.

Así, de cara al exterior asienten, pero en el fondo niegan. Un ejemplo de este tipo de arrogancia es el jefe que se cree superior a su equipo y que no consulta la opinión de los demás.

Arrogancia individual

La arrogancia individual, otro de los tipos de arrogancia, es aquella forma ingenua de soberbia y, seguramente, la menos malintencionada. Se expresa sobre todo en el plano del lenguaje y el objetivo de emplearla es convencerse a sí mismo (y a los demás) de que se tienen virtudes, habilidades o capacidades superiores a las del resto.

Su característica principal es la autoexaltación continua; de esta forma, la persona cree (o quiere creer) que posee más virtudes que los demás o que su trabajo es mejor que el del resto. Y no solo lo cree, sino que lo hace saber, ya sea de forma abierta o más sutil.

Muchas veces esta arrogancia se acompaña de conductas victimistas por parte del arrogante que lo que busca realmente es «justificar» el error o la inferioridad «real» (que se niega continuamente).

La arrogancia: ¿qué hay detrás?

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La arrogancia es una actitud y, como toda actitud, puede modificarse con el tiempo. Muchas veces, tras la arrogancia se esconden realmente sentimientos de inferioridad o baja autoestima, o distorsiones en la propia imagen o el propio autoconcepto. También, situaciones personales de vulnerabilidad o sufrimiento.

A raíz de estas inseguridades o situaciones, nace la «necesidad» de autoexaltarse continuamente, de buscar la admiración de los demás o de, simplemente, quedar por encima.

Para reflexionar

Si lo pensamos bien, alguien seguro de sí mismo, que está satisfecho con lo que es y que conoce sus limitaciones (y también sus puntos fuertes), ¿tiene la necesidad de ser arrogante? ¿O sencillamente actúa desde la humildad y desde la autenticidad?

Son preguntas que nos pueden llevar a reflexionar en torno a este concepto y que nos hacen conectar con los beneficios de actuar desde la empatía y la igualdad.

«Toda arrogancia es odiosa, pero la arrogancia del talento y de la elocuencia son de las más desagradables».

-Cicerón-

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