El miedo al fracaso veta nuestras oportunidades. Nos sitúa, casi sin quererlo, en esa zona de confort donde estamos seguros pero donde no se experimentan avances, ni se alcanzan metas, ni mucho menos hay progreso profesional. Así, este temor es posiblemente una de las dimensiones más comunes en todos nosotros, ahí donde se entremezclan pequeños agujeros negros que debemos sortear.
Temor a ser juzgados por los demás, a quedar en evidencia, a defraudar, vergüenza a la hora de llevar a cabo determinadas acciones como hablar en público… Todas estas dinámicas psicológicas son sin duda pequeños ejemplos de esos aspectos que orquestan el miedo al fracaso. Más allá de lo que podamos pensar son hechos comunes, realidades que podemos trabajar, pulir y reducir para ganar en bienestar.
Por otro lado, algo que nos señalan los expertos en el campo del desarrollo personal, como Ismael Cala, es que esta realidad es la que veta el hecho de que muchos profesionales no alcancen su máximo potencial. Este temor puede impedir, entre otras cosas, que den el paso a compartir ideas, a emprender nuevos trabajos, dar forma a sus ideas, presentar proyectos en conferencias…
Debemos ser proactivos. Es necesario entender que todos caeremos más de una vez. Nos equivocaremos, le fallaremos a alguien, nos fallaremos a nosotros mismos y fracasaremos en alguna ocasión. Sin embargo, valiente no es quien nunca se equivoca, valiente es quien afronta las dificultades para crecer con ellas. Un modo de lograrlo, una forma excepcional de hacer frente al miedo o al fracaso, es mediante el curso de desarrollo personal de Ismael Cala.
Invierte más en tu energía para construir que en dejarte destruir por tus propias críticas
-Ismael Cala-
Miedo al fracaso, ¿cómo vencerlo?
El miedo al fracaso es una dimensión que surgirá en casi cualquier etapa de nuestras vidas. Será como ese incómodo compañero de viaje que hará acto de presencia cada vez que nos propongamos algo. Por ello, es recomendable aprender a normalizar esta emoción y hacerle frente con los mejores recursos.
Un modo de llevarlo a cabo es poniendo en práctica las siguientes dimensiones:
1. No intentarlo es peor que fracasar: analicemos todos los posibles resultados
Si elegimos situarnos de por vida en ese territorio conservador de la zona de confort, llegará un día en que ocurrirá algo. Lamentaremos no haber intentado esto y aquello, sentiremos más el no habernos atrevido que haber fallado. De ahí que sea recomendable dar el paso y tolerar los fallos porque son, sin duda, grandes oportunidades para aprender.
No obstante, también es recomendable estar preparados ante lo que pueda pasar. Por ello, un consejo ideal es analizar los posibles resultados que pueden sucederse en caso de que demos el paso para realizar algo. Por ejemplo, ¿qué pasaría si me decidiera ahora a emprender ese proyecto que tengo en mente? ¿Qué pasaría si dejara mi trabajo y me marchara a buscar oportunidades a otro país?
A continuación, elaboraríamos un árbol decisiones intentado pensar opciones ante posibles resultados.
2. Pensar de manera proactiva y positiva
Para afrontar el miedo al fracaso debemos cuidar de nuestro pensamiento. Queda prohibido el autosabotaje, actuar como nuestros propios enemigos y desconfiar de uno mismo. Debemos ser capaces de tener una actitud proactiva, de aplicar un enfoque positivo y reflexivo, de aprender a ver posibilidades y no muros cercándonos cada paso.
3. ¿Qué es lo peor que podría pasar? Prepara un plan B
A veces una estrategia altamente efectiva para afrontar los miedos es clarificar qué es lo peor que podría ocurrir. Por ejemplo, pensemos que tenemos en breve una conferencia. Lo peor que podría pasar es que nos quedáramos en blanco y el público se riera de nosotros. ¿Qué haríamos en ese caso?
Tener preparado un plan B para las peores ocasiones es como llevar puesto un botiquín de primeros auxilios para momentos desesperados. Asimismo, se alza como un recurso interesante para explorar nuestros propios miedos y esos puntos débiles que, tal vez, deberíamos empezar a trabajar hoy mismo.
4. ¿Hasta dónde quieres llegar? Visualiza tus metas
Quien no clarifica sus objetivos y expectativas personales no halla la suficiente motivación para superarse. Todo miedo puede ser vencido si la ilusión es grande. Toda angustia quedará justificada si tenemos claro hasta dónde queremos llegar. Así, un modo de hacer frente al fracaso es recordar a diario la razón por la que luchamos, tener presente ese sueño que tanto nos define.
Queda claro que nadie consigue reducir sus miedos de un día para otro. Esa batalla personal lleva tiempo y, a menudo, nosotros solos no podemos con todo. Por ello, los cursos de desarrollo personal como el que nos propone Ismael Cala son un recurso sensacional para lograrlo.
Gracias a estos marcos de conocimiento práctico nos sentiremos mucho más acompañados en cada avance. Asimismo, tendremos a nuestro alcance valiosos recursos para coronar las metas más altas y dejar atrás esos miedos limitantes que tantas zancadillas nos han puesto durante una buena parte de nuestra vida. Es momento de sortearlas todas.
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