Ajedrez simbolizando la mentalidad productiva.

La mentalidad productiva: cinco claves para entrenarla

Muchas personas opinan que en su día a día aplican una mentalidad productiva. Sin embargo, lo que las define en realidad es algo muy distinto: una «mente ocupada». Y es que focalizarnos en aquello que debemos hacer, acumular preocupaciones y ansiedades, ralentiza por completo nuestra productividad. Aún más, lo que se consigue en última instancia es quitar impulso a la búsqueda de felicidad.

Esta dimensión, la de una mente productiva, es clave en nuestro desarrollo personal. No obstante, no es tan conocida como lo pueden ser, por ejemplo, la Inteligencia Emocional, las habilidades comunicativas o la asertividad. Así, al hablar de esta dimensión nos referimos sobre todo a un enfoque cognitivo y emocional en el que uno logra llevar a cabo un mejor uso de sus recursos.

Se trata de aprovechar lo que tenemos y potenciarlo, de aprender a controlar el estrés para despertar motivaciones y logros. Porque productividad no significa aprender a ser hábil para hacer muchas cosas a la vez, sino aprovechar nuestras características y habilidades personales para alcanzar aquello que nos proponemos de manera efectiva.

Como bien sabemos, esta serie de dimensiones no vienen preinstaladas en nuestro código genético. Tampoco suele incluirse como materia de estudio en los proyectos educativos de los centros escolares. Debemos ser nosotros mismos quienes nos habilitemos en dichas estrategias para ganar en bienestar.

Para ello, nada mejor que iniciarnos en valiosos y adecuados cursos de desarrollo personal como el que nos propone Ismael Cala.

Destino no es lo que te va a ocurrir, sino el camino que tú mismo te vas construyendo

–Ismael Cala–

¿Qué define una mentalidad productiva?

Veamos a continuación qué dimensiones definen la mentalidad productiva.

1. Motivación y persistencia

Rostros simbolizando la mentalidad productiva.

Nadie logrará ser productivo en aquello que emprende si no está motivado. Es más, tampoco logrará alcanzar la cumbre de una meta si no es persistente. Estas dos dimensiones son nutrientes básicos y esenciales para despertar y fortalecer nuestra mentalidad productiva.

Para ello nos será de utilidad reflexionar acerca de lo siguiente:

  • La motivación debe ser intrínseca y también extrínseca. Es decir, es recomendable que nos sintamos recompensados por cada avance logrado sin necesidad de obtener nada a cambio. La propia superación, el ver que hacemos las cosas bien, ya es un buen gratificante. Sin embargo, productividad es también alcanzar beneficios concretos y objetivos, como un ascenso o una buena nota en un examen u oposición.
  • Por otro lado, nadie consigue nada si no persiste. Es recomendable aprender a mantenerse firme, a trabajar la confianza en uno mismo y a ser conscientes del valor del esfuerzo cotidiano.

2. Visión clara y concreta de cuáles son tus propósitos

Bombilla que simula estar encendida.

¿Qué metas tienes en el horizonte? ¿Has clarificado con claridad tus objetivos a corto y largo plazo? Una mente productiva debe clarificar qué es aquello que desea conseguir antes de iniciar cualquier plan. Asimismo, es necesario que establezcamos objetivos realistas. No vale soñar con alcanzar algo que no se ajusta a nuestras características ni a las posibilidades de nuestro entorno.

Además de definir estos propósitos, es necesario tener visión. La persona con esta aptitud ve más allá de la realidad física. Intuye posibilidades, aplica un pensamiento flexible altamente creativo, baraja posibilidades y hace uso de una conducta proactiva.

3. Una cosa cada vez: la multitarea no es productiva

Incidimos de nuevo en lo señalado al inicio: una mente productiva es lo opuesto a una mente ocupada. Esto significa que debemos evitar tener la mirada puesta en muchos campos de acción. De nada vale querer alcanzar cinco objetivos a la vez, estar pendiente de varios temas, acumular preocupaciones o pensar en lo que debemos hacer mañana en lugar de atender a lo que estamos haciendo hoy.

Evitemos la multitarea, las prisas y preocuparnos por cosas que aún no han sucedido. El cerebro no es efectivo cuando tiene ante su horizonte varias tareas; es más, pierde mucha energía en esta serie de dinámicas. Él prefiere que vayamos más despacio, centrándonos en una cosa cada vez.

Hay que ir paso a paso, terminando lo que empezamos, ascendiendo escalones uno a uno, sabiendo qué es prioritario y qué secundario, comprendiendo qué nos puede beneficiar en este momento y qué no.

4. Practica el músculo de la atención

Daniel Goleman nos enseña en su libro Focus que nada es tan importante para nuestro bienestar, trabajo y relaciones como saber entrenar la atención. Para ello, prácticas como el Mindfulness nos ayudan a entrenar esa atención plena que necesitamos para saber lo que de verdad requiere nuestra atención.

Una mente productiva no pierde el tiempo en lo que no merece la pena: tiene claros sus objetivos y sabe cómo llegar a ellos. El músculo de la atención es su mejor aliado.

5. Actitud positiva

Mujer con los ojos cerrados de cara al sol.

Admitámoslo, la actitud es el mejor vestido con el que podemos salir a la calle cada día. Es ese impulso luminoso que nos ofrece motivación y energía. Es ese lazo que sujeta la negatividad para llenarnos de ilusiones y esperanzas. Nada se consigue si nuestra mirada se cubre de grises, si no somos capaces de ver caminos donde otros solo intuyen alambradas.

La mentalidad productiva hace uso de un enfoque despierto que adivina posibilidades y oportunidades. Para lograrlo, es vital contar siempre con un estado de ánimo lo bastante optimista como para inyectarnos de esa positividad que se atreve a poner en marcha nuevos desafíos.

No dudemos en despertar cada una de estas habilidades. Todos necesitamos ejercitar esa mente abierta, flexible y productiva con la cual poder trazar mejores senderos vitales. Esos donde se inscriben mejores oportunidades laborales, donde poder ser más felices y conectar de manera más efectiva con las personas que amamos.

No dejemos para mañana las oportunidades que se nos presentan hoy. Atrevámonos a descubrir todo lo que el curso de Ismael Cala sobre desarrollo personal puede ofrecernos.

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