La evolución de la guitarra: la guitarra de diez cuerdas

A poca cultura musical que tengamos habremos oído hablar de algunos constructores, como Stradivarius y Guarnierius en el caso de los violines o Bösendorfer y Steinway en el caso de los pianos. Todos ellos se han hecho famosos por conseguir que sus instrumentos destacaran por encima del resto.

Es muy larga la lista de artesanos que han destacado por conseguir aumentar y mejorar las características sonoras de sus instrumentos. En el campo de la guitarra, la evolución nos lleva a la guitarra de diez cuerdas.

Pero, ¿a qué nos referimos cuando hablamos de evolución?

Cómo evolucionan los instrumentos musicales es algo que está intrínsecamente ligado a su proceso de construcción. En el caso de los instrumentos de viento-metal, como las trompetas, el mayor salto evolutivo se produjo en el momento en que se añadieron los mecanismos de pistones y válvulas en el siglo XIX.

También en el siglo XIX se desarrolló el sistema de pedales de triple acción de las arpas de orquesta. El piano, tal y como lo conocemos hoy día, es el fruto de una serie de mejoras que lo fueron haciendo cada vez más versátil e implementaron su sonoridad.

Este aumento de la sonoridad se consiguió en gran parte añadiendo más cuerdas, ya que se pasó de las 61 teclas y otras tantas cuerdas del clave a las 88 (e incluso 97) teclas de los pianos actuales que cuentan con más de 200 cuerdas.

Guitarra de diez cuerdas

El intérprete y el constructor, Yepes y Ramírez

Los más renombrados constructores siempre se han relacionado con los grandes intérpretes. En nuestro caso tenemos que hablar de dos nombres propios que fueron los artífices, a mediados del siglo XX, de la evolución de la guitarra de seis cuerdas a la guitarra de diez cuerdas.

El guitarrista:

Narciso Yepes nació en una pequeña aldea cerca de Lorca (Murcia), en 1927. A la temprana edad de 4 años su padre lo llevó a clases de música y a los 13 años ingresó en el conservatorio de Valencia. El caso de Yepes es curioso porque, siendo guitarrista, siempre consideró como su maestro a un compositor, Vicente Asencio.

En el conservatorio adquirió amplios conocimientos sobre armonía, composición y acústica. A mediados de los 50 comenzó a trabajar con José Ramírez III en un nuevo instrumento y en 1964 debutó con su guitarra de diez cuerdas tocando el Concierto de Aranjuez de Joaquín Rodrigo junto con la Orquesta Filarmónica de Berlín. A partir de ese momento nunca volvió a las seis cuerdas.

El guitarrero: 

José Ramírez III fue el tercero de un gran linaje de constructores de guitarras. En su libro En torno a la guitarra deja entrever que una de sus grandes preocupaciones fue siempre dotar a sus instrumentos de una mayor sonoridad.

No en vano sus guitarras se encuentran entre las mejor valoradas de todos los tiempos. Realizó innumerables experimentos, la mayoría fallidos según él. De hecho, se encontraba inmerso en uno de ellos, tratando de adaptar la técnica constructiva de la viola d’amore a la guitarra, cuando Yepes le propuso otra solución.

Vibración, resonancia y cuerdas de la guitarra

Aumentando el número de cuerdas no solo aumentamos el número de notas. Debido al fenómeno físico denominado «vibración simpática» o resonancia, se incrementa también la sonoridad. ¿Y en qué consiste este fenómeno? Si tocas en una banda sabrás que determinadas notas de la guitarra eléctrica hacen vibrar los parches de la batería.

Todos los sonidos tienen la capacidad de hacer vibrar otros cuerpos rígidos que tengan la misma frecuencia de vibración; de hecho, la vibración por resonancia o simpatía se estudia en otros campos como la arquitectura.

En la guitarra se puede observar que, al tocar determinadas notas, las cuerdas que no están pisadas (al aire) vibran, aumentando de esta manera la sonoridad de la guitarra. Sin embargo, en una guitarra de seis cuerdas, esta resonancia es limitada y algunas notas no tienen «resonadores» para conseguir ese refuerzo armónico.

La solución: una guitarra con diez cuerdas

Yepes llamó a Ramírez y le dijo que la solución era simplemente añadir otras cuatro cuerdas graves a la guitarra. Esas cuatro nuevas cuerdas afinadas de una manera específica actuarían de resonadores naturales de las otras seis. Ramírez así lo hizo y creó su primera guitarra de diez cuerdas.

Yepes estudió con profundidad la resonancia de la guitarra de seis cuerdas y encontró las notas que no producían resonancia. Calculó en qué nota habría que afinar esas nuevas cuerdas y creó la que llamó afinación de resonancia.

Afinación de la guitarra de diez cuerdas.

Aunque a día de hoy no es un instrumento muy extendido, todos los guitarristas que han experimentado su sonoridad ya no han vuelto a las seis cuerdas.

Fuente de la imagen principal: www.rm2imagen.com

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