Dejar de ser apático y tomar las riendas de la propia vida

La apatía es uno de los síntomas más habituales y característicos de la falta de motivación, el desinterés y la desgana. Esta puede llegar a atrapar a una persona e ir consumiendo su energía y vitalidad poco a poco. ¿Cuáles son las claves para evitar que esto ocurra? ¿Cómo dejar de ser apático y tomar las riendas de la propia vida? A continuación respondemos a dichas cuestiones.

La apatía es sinónimo de dejadez, indiferencia y desilusión. Lo cual, como es evidente, afecta enormemente en el bienestar personal. Cualquier persona en algún momento puede encontrarse en este estado, desmotivado y sin ganas de hacer nada. Pero el problema está cuando esta sensación permanece en el tiempo y se apodera de la propia vida.

“La apatía es cuando nada te importa y el aburrimiento es un estado del que te puedes despertar”.

– Jay Baruchel –

Identificar la apatía

Mujer triste con una pesada mochila emocional

Para identificar la apatía hay que fijarse en cinco dimensiones:

  • El estado de ánimo: caracterizado por la tristeza, el abatimiento, la pesadumbre, la irritabilidad y/o el nerviosismo.
  • La conducta: predomina la desmotivación, la falta de disfrute y la dificultad para iniciar y desempeñar tareas.
  • Las capacidades cognitivas: los niveles de atención, concentración y memoria se ven negativamente afectados.
  • El estado físico: presencia de problemas de sueño, pérdida de apetito y/o alteración del deseo sexual.
  • Las relaciones interpersonales: deterioro de la vida social, prevalece el aislamiento y la soledad.

Ser consciente del problema que uno tiene es el primer paso para poder hacer frente a la apatía.

Dejar de ser apático y tomar las riendas de la propia vida

Una de las claves para dejar de ser apático es pensar en la razón por la cual uno hace lo que hace. Es decir, plantearse cómo es la vida que uno tiene, por qué ha llegado a ser así y cómo a uno le gustaría que fuese.

Alguien apático siente que la vida es aburrida y desesperante, siguiendo siempre una misma rutina que no le satisface. Esto suele ocurrir porque no existe un objetivo concreto que se pretende conseguir, no hay un plan de futuro, simplemente uno se deja llevar por el día a día.

Pues bien, este es uno de los aspectos que hay que cambiar para tomar las riendas de la propia vida. Hay que plantearse ciertas metas a corto plazo que permitan recuperar la ilusión y tener un motivo esperanzador para levantarse de la cama con energía.

Esto implica salir de la zona de confort, algo que puede resultar incómodo. Pero que, sin duda, en ocasiones es necesario, pues de lo contrario uno se encontrará permanentemente en un bucle de malestar y desgana. Pudiendo, incluso, llegar a caer en una profunda depresión.

Pedir ayuda para dejar de ser apático

Familia en el campo

Si el problema de la apatía es grave, es conveniente acudir a un profesional de la psicología en busca de ayuda especializada. Este se encargará de diseñar y llevar a cabo una terapia personalizada, seguramente centrada en la reestructuración de esos pensamientos que a uno le impiden desarrollarse y crecer en el plano personal.

Asimismo, es importante estar rodeado de un entorno enriquecedor que proporcione afecto y apoyo incondicional, así como oportunidades de ocio para desconectar y evadirse de la rutina.

En este sentido, cabe señalar que es fundamental cuidar las relaciones con la familia, los amigos o la pareja, pues son quienes estarán siempre presentes cuando las cosas no vayan tan bien como uno espera y con quienes se puede disfrutar de las actividades más placenteras de la vida.

“La apatía puede ser superada por el entusiasmo, y el entusiasmo sólo puede ser despertado por dos cosas: en primer lugar, un ideal, que la imaginación tome por asalto, y en segundo lugar, un plan inteligible para llevar a la práctica ese ideal”.

– Arnold J. Toynbee –

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