blush drapping

Conoce el blush drapping y porqué ha desbancado al contouring

Los maquilladores han demostrado una y mil veces su capacidad para transformar por completo cualquier rostro. Unos de sus grandes trucos es el manejo de las luces y las sombras para potenciar estratégicamente aquellos rasgos que se quieren destacar, ocultado otros que no favorecen la simetría facial. Es así como, después del éxito del contouring, llega el blush drapping.

Atrás quedaron esas pintadas claroscuras en la piel que, si bien es cierto que obran maravillas, no son nada fáciles de imitar y ocupan mucho tiempo y varios productos. Ahora, se impone la naturalidad y con ella, una nueva técnica que promete ponértelo fácil.

De dónde viene el blush drapping

Polvos para el rostro

Pese a que la técnica del contorneado lleva desde principios del siglo pasado siendo una de las herramientas de maquillaje más utilizadas, fue Kim Kardashian la que hace unos años la rescató y la democratizó. Gracias a sus consejitos beauty, mucha gente ha intentado hacerse con el manejo de los colores para obtener rostros afilados y cuasi perfectos.

El problema fue que los rostros empezaron a parecer demasiado artificiales y de ahí que surgieran otro tipo de difumines. Así, apareció el strobing, una técnica que evitaba el uso de los tonos oscuros para moldear el rostro en base a los iluminadores.

La moda de iluminar se impuso, pero la rutina seguía haciéndose demasiado tediosa y larga. Fue así como, finalmente, nació el blush drapping.

Así es el blush drapping

Después de haber intentado oscurecer e iluminar los rostros para perfeccionarlos, el blush drapping lo pone fácil con un juego mucho más sutil gracias a unos toques de rubor o colorete muy difuminados.

De esta forma, puedes crear volumen en la zona de los pómulos, las mejillas y la nariz. Esto proporciona un sonrojado natural y da la posibilidad de jugar con distintos tonos de rubor. Además, se utiliza muy poca cantidad de producto y esto da como resultado un acabado muy fresco, ideal para maquillajes de día.

 blush drapping

Cómo puedes conseguirlo

La clave de la técnica radica en el difuminado. Debes utilizar una brocha gruesa para aplicar el colorete y hacerlo de manera gradual. Se empieza por el centro de las mejillas y hay que ir subiendo hacia la sien siguiendo la línea del pómulo. Si quieres darle más intensidad, basta con añadir un poco más de pigmentos y ¡listo!

Un truco de experto es que apliques el excedente que queda en la brocha en el tabique de la nariz para crear una sensación de recién llegados de vacaciones, con un tono bronceado estupendo. Además, este truco se puede utilizar con una base de maquillaje o una BB Cream para obtener un rostro hidratado y más homogéneo.

Para finalizar, el colorete ayuda a conseguir unos pómulos marcados sin necesidad de utilizar un montón de tonalidades distintas. Si te decantas por un rubor en crema o tinte, tendrás un multiusos perfecto y mayor durabilidad.

Utilizar un producto que funcione de igual forma para darle color a labios y a mejillas puede ser un acierto total y con un pequeño toque en la nariz, queda genial. El Lip & Cheek de Milk es perfecto para esto.

El resultado del blush drapping

Gracias a esta sencilla técnica, obtendrás un look muy armonioso puesto que no hay un corte evidente entre colores y todo queda súper difuminado. La piel se ve más viva y los rasgos destacan sin esa sensación tan artificial.

Puedes usar distintos tonos y el resultado será totalmente diferente. Un rubor rosa y con shimmer para un look en donde la piel sea la protagonista, y otro más bronce o dorado para los días de verano, como el Ambient Lighting Blush de Hourglass.

El blush drapping es la técnica perfecta si eres amante de la naturalidad y lo mejor de todo es que es muy fácil de poner en práctica.

Solo necesitas un rubor y una brocha grande y suave. Una vez hayas logrado aprender a aplicar los polvos correctamente, el resto irá sobre ruedas.

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