¿A qué hora es más beneficiosa la meditación?

La meditación nos permite entrar en situación de calma y relajación utilizando nuestros propios medios. Quienes utilizan este recurso personal, siempre buscan actualizarse con técnicas e informaciones al respecto. Una de las interrogantes más repetidas es si hay una hora apropiada definida para la meditación.

Existen cientos de estudios científicos y experimentales que registran las bondades de esta práctica milenaria. Pero siendo algo tan personal, mental y hasta espiritual, puede ser difícil sacar algunas conclusiones.

Meditar en la mañana es una opción

Casi siempre se habla de la meditación nocturna. Es decir, aquella que abordamos después de pasar por un día de tensiones y estrés. No obstante, muchos guías y practicantes hablan de las maravillas de meditar durante la mañana.

Ciertamente, suena un poco extraño buscar relajación justo después de haber descansado de seis a ocho horas. No obstante, hay personas a las que les funciona porque a esas horas existe una serie de condiciones que favorecen la práctica.

La temperatura fresca y el cambio de colores en el cielo entre la madrugada y el día parecen elementos favorecedores. El mismo hecho de venir del sueño reparador podría facilitar el alcance de estados de calma. Energéticamente, la influencia de la salida del sol también parece propicia.

La utilidad de meditar en la mañana tampoco debe ser discutida. De hecho, la misma puede ayudarnos a afrontar positivamente los retos de la cotidianidad. Nos referimos al tráfico, el trabajo, etc.

hora para la meditación

La meditación nocturna no puede perderse

Más allá de las ventajas que tenga la meditación mañanera, estas no parecen suficientes para abandonar la nocturna.  El hecho es que después de un día pesado es cuando se hace más necesaria la acción de meditar. Además, ese es precisamente el momento en que solemos tener tiempo para nosotros mismos.

La mayoría de guías espirituales aconsejan meditar justo antes del momento de dormir en la noche. Hacerlo cuando estamos en la cama y con la luz apagada es propicio para la concentración y las rutinas. En este sentido, la meditación cumple con la función de liberarnos de cargas negativas y del estrés.

Tal parece que esta es una hora a la que no podemos renunciar, considerando el ritmo de vida actual. Claro que no todo el mundo tiene la misma rutina: por ejemplo, las personas que trabajan de noche suelen buscar otras horas.

No hay limitaciones para meditar

La buena noticia es que no existen mayores limitaciones a la práctica de la meditación. Solo en casos de cuadros psicológicos complicados se necesita la asistencia de un experto. El resto de tiempo podemos meditar cuantas veces queramos o necesitemos.

Básicamente, conviene realizar las meditaciones en lugares tranquilos y sentados en una superficie que sea cómoda. Podemos apelar a ciertos elementos adicionales que puedan ayudarnos a concentrarnos. Algunos ejemplos son la música de relajación y el incienso.

Las reglas básicas de esta actividad solamente establecen facilidades para alcanzar la paz mental. Tanto la respiración como la postura deben cuidarse según cada técnica. Así que no existe ninguna razón para no hacerlo más de una vez al día.

Ahora bien, el hinduismo sí que establece que la hora perfecta para meditar es entre las cuatro y las seis de la mañana. A este periodo de tiempo se le llama Brahmamuhurta. Según esta línea de creencias, el tipo y la calidad del aire permite que sea más fácil alcanzar estados de quietud. Seguimos estando en un dilema.

hora para meditar

Darle a la mente lo que pide

Con la práctica, tanto el cuerpo como la mente nos indicarán cuándo iniciar una nueva sesión de meditación. Esto es algo que conocen muy bien las personas que tienen cierto tiempo meditando. Así que con el tiempo, la decisión no será ni siquiera consciente o forzada.

Lo que si se aconseja es acostumbrarnos a realizar los ejercicios de relajación y meditación a una misma hora.  De esta forma, creamos un patrón en nuestro cuerpo y mente que nos facilitará las cosas. La continuidad nos entrenará y también sabremos detectar cuando necesitamos recurrir a este recurso.

Por último, no se puede olvidar que meditar es una actividad muy personal.  Por ello, lo importante es que logremos encontrar una hora y momento del día que nos agrade para hacerlo. Nada está escrito: lo importante es retomar la calma que hay en nuestro ser.

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