figuras simbolizando la empatía

3 claves de la empatía para mejorar tus relaciones sociales

La empatía es el pegamento de nuestras relaciones sociales. Cuidar de ella, comprenderla, potenciarla y usarla con efectividad, nos ayudará a crear entornos sociales más respetuosos, significativos y ante todo, productivos. Ahora bien, por llamativo que nos parezca, autores y especialistas en el tema como Daniel Goleman nos señala que aún tenemos mucho que aprender sobre esta materia.

A día de hoy, seguimos viendo un exceso de lo que Ismael Cala define también como «analfabetismo emocional«. ¿Qué significa esto? Básicamente que carecemos aún de un buen manejo en competencia de emociones, de ejercicio empático y habilidades sociales. Es más, a menudo damos por sentado que somos hábiles en un sinfín de conocimientos, disciplinas y herramientas del desarrollo personal, cuando en realidad, no es así.

Somos aún esas personas que no saben cómo lidiar con un conflicto. Somos esos perfiles que se frustran cuando las cosas no salen como uno espera, esos que aún les falta cierta flexibilidad para entender en profundidad a quien tiene delante, para llegar a acuerdos.

Todos disponemos por término medio de esa dimensión tan nuestra como es la empatía. Sin embargo ¿sabemos usarla de forma adecuada? Para entenderlo pondremos solo un ejemplo. Algo que sucede muy a menudo es no sabemos escuchar de manera empática. Uno puede decir que sí con la cabeza pero sin embargo, la otra persona percibe que estamos a años luz de distancia, que no hay conexión emocional…

«Si no tienes empatía y relaciones personales efectivas, no importa lo inteligente que seas, no vas a llegar muy lejos»

-Daniel Goleman-

personas hablando representando la empatía

Cómo usar tu empatía para crear relaciones sociales más significativas

La gran parte de nosotros deseamos mejorar la calidad de nuestras relaciones sociales. Hacerlo, nos ayuda por ejemplo a dar mejores pasos en nuestra relación de pareja, a encontrar amigos en los que confiar de verdad y optimizar incluso nuestras habilidades en el entorno laboral para llegar a metas más altas.

Cuidar y potenciar nuestros vínculos sociales es sinónimo de éxito y felicidad, lo sabemos. Por ello, y en estos casos, de nada nos sirve ser unos expertos en ofimática, en idiomas o en ingeniería espacial. La inteligencia emocional es esa competencia que armoniza lo que somos para sentirnos más hábiles y seguros a la hora de interaccionar con el resto de las personas.

De este modo, pocas cosas pueden ser más necesarias que usar con efectividad nuestra empatía. Veamos de qué manera.

1. La escucha empática

Y tú ¿cómo escuchas a las personas durante una conversación? Por llamativo que nos parezca no siempre lo hacemos de la manera correcta.

  • No vale por ejemplo con limitarnos a asentir con la cabeza. La escucha empática requiere poder demostrarle a la otra persona que estamos presentes con todos nuestros sentidos, que le entendemos y más aún, que comprendemos su realidad.
  • Implica a su vez no tener prisa a la hora de responder. No se trata de limitarnos a oír las palabras del otro mientras pensamos qué vamos a decirle. Un diálogo auténtico no sabe de tiempos, sabe guardar silencios, respetar el uso de la palabra, mirar a los ojos al otro y ser cercano en los gestos y las posturas.

2. Hacer uso de respuestas empáticas no agresivas

Una dimensión que aprenderemos a utilizar con el curso de Ismael Cala es la comunicación no violenta. Esta capacidad requiere de altas dosis de empatía y adecuadas habilidades sociales. Estos serían algunos ejemplos.

grupo trabajando la empatía

Los diálogos empáticos y verdaderamente eficaces NO hacen uso de los siguientes procesos:

  • Los juicios. Cuando una persona nos explica algo debemos evitar juzgarla.
  • Críticas y personalizaciones. Algo muy común que hacemos cuando hablamos incluso con amigos o parejas es decir aquello de «pero qué exagerado eres. Yo en tu lugar no habría dicho/hecho eso.» Con estos comentarios creamos muros y ahogamos la empatía.
  • Dar excusas. Otro gran error en materia de conversaciones es no ser asertivos. A veces, cuando alguien nos explica alguna cosa rehuimos decirle la verdad mediante el comodín de las excusas. Alguien empático entiende, es cercano, y nunca rehuye a la hora de prestar ayuda, porque el fin último es ser útil a la otra persona.

3. La empatía debe ser proactiva

Para mejorar nuestras relaciones sociales no basta con tener empatía. Esto debemos tenerlo claro. La empatía necesita de una actitud proactiva. Pongamos un ejemplo para entenderlo mejor. Hay personas que cuando hablan con sus parejas, amigos, familia o equipos de trabajo entienden lo que les dicen y empatizan con ellos. Sin embargo, no ejercitan después ningún tipo de respuesta conductual.

Es como cuando alguien nos dice aquello de «estoy mal», asentimos con el rostro decimos «te entiendo» y más tarde nos vamos sin hacer nada, sin prestar ayuda, sin dar consuelo y apoyo. La empatía debe ser activa, no pasiva. Debe ser sensible, real, proactiva y afectiva.

pareja mirándose con empatía

Para concluir, tal y como podemos ver el ejercicio de la empatía tiene importantes matices que a veces, no usamos de manera correcta. Un modo de mejorar nuestras relaciones con las personas que nos rodean es potenciar al máximo esta dimensión y utilizarla con efectividad. Con el curso de Ismael Cala podemos lograrlo. Nuestra felicidad y mejora personal depende de ello.

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